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viernes, 4 de marzo de 2011

MI HISTORIA DE LA INDEPENDENCIA

Este es mi punto de vista sobre lo que fue la Independencia de México

MI INDEPENDENCIA DE MEXICO

Rocio Ponce Ortega
La celebración de “El Grito de Independencia de México” significa para mí recordar mi niñez, mi infancia, los primeros años de primaria, me traslada a los sueños, a la añoranza, a la esperanza y a la libertad.
Con la cercanía del 15 de septiembre, “La Noche del Grito”, hacia que con antelación los maestros de la escuela primaria, me entregaran mi bandera de papel, la cual cuidaba con mucho cariño y respeto y la guardaba en medio de un libro. Ya en casa acudía al magueyal en busca del varal o sopadle para encontrar la vara más derecha y una vez arreglada pegar en ella mi bandera de papel, la cual utilizaría el día 16 de septiembre en el desfile del Pueblo.
El día 15 de septiembre como a eso de la seis de la mañana se dejaba escuchar el retumbar de los cuetes en el cielo, mientras la orquesta del pueblo entonaba con respeto el Himno Nacional al tiempo que se izaba a toda asta la Bandera Nacional. Los alumnos de primero a cuarto año no asistíamos, pero los de quinto y sexto tenían que estar haciendo guardia de honor. Y uno de niño añoraba llegar a esos grados para tener el privilegio de ver subir lentamente la bandera en el asta frente a Palacio Municipal.
             Recuerdo bien que en el transcurso del día se podía sentir el ambiente de alegría, rostros sonrientes iban y venían, las señoras con cubeta al pecho, con el nixtamal hecho para preparar el tacotal y los señores se apresuraban a sus labores para estar listos en la tarde-noche y poder festejar el “El Grito de Independencia de México”.
Como a eso de las seis de la tarde las familias enteras se dejaban llegar al Centro junto a Palacio Municipal donde uno a uno se iban prendiendo los focos de colores verde, blanco y rojo. Luz que hacia resaltar los cortes perfectos del papel china que hacían resaltar más la celebración. Las mujeres ataviadas de vestido largo, reboso encima de la blusas blanca y trenzas con listones de color verde, blanco y rojo, mientras los hombres no se quedaban atrás, lucían su mejor pantalón de mezclilla o pana, sombreros de palma o tejana y al cuello pañuelo de color blanco o rojo. Los puestos adornados con cañaveral dejaban ver los botes de tamales, las chalupas, las enchiladas, los buñuelos, el ponche, el café, el atole de masa o piloncillo. Mientras nosotros, los niños, alegres y sonrientes, corríamos de un lado a otro con cornetas, matracas y saltando para esquivar los cuetitos y palomitas que íbamos soltando al azar.
La orquesta del Pueblo ya ubicada en el quiosco y con traje de gala, acorde a la ocasión tocaba corridos, danzones y pasos dobles, al tiempo que los varones buscaban pareja para con gusto bailan alrededor del quiosco, al tiempo que se dejaba escuchar el ruido silbante de los cuentones y busca pies que el torito iba dejando por doquier, haciendo correr de un lado a otro a las familias, mientras los niños corríamos tras de él. Momento que también, las parejas de enamorados aprovechaban para perderse de la vista de los mayores, para robarse un beso callado o una promesa de amor.
Como a las diez y media de la noche los primeros cuentones y el sonar de las campanas de la Iglesia del Pueblo anunciaban la proximidad de “El Grito de Independencia de México”. El Secretario del Pueblo en el Balcón Municipal iniciaba el relato, la remembranza de la noche histórica en la que se inicio la lucha por la Independencia de México en busca de su libertad y donde se abolió la esclavitud. A la once en punto de la noche, la escolta de la escuela primaria iniciaba los Honores a la Bandera, la cual se saludaba con respeto y admiración y al llegar al Balcón Municipal, se le veía ondear de un lado a otro, al tiempo que se entonaba, el Himno Nacional y a una voz que estremecía se cantaba con respeto y orgullo las estrofas que invitaban a la lucha, a la libertad por México. Toda la concurrencia quedaba con la mirada fija en la Bandera Nacional, se hacía un silencio de respeto, quedando hipnotizados, subyugados por su belleza y colorido, como queriendo revivir los momentos de lucha de los Héroes que dieron su vida por darnos Patria y Libertad.
Finalmente a las doce de la noche, cuando cantaba el gallo y al ritmo del tintinear de las campanas de la Iglesia del Pueblo salía al Balcón Municipal el Ciudadano en turno, Sr. Presidente Municipal quien invitaba a seguirlo con el “Viva México”, “Viva Hidalgo”, “Vivan los Héroes que nos dieron Libertad” “Viva México” “Viva México” “Viva, Viva”.
Al tiempo que el cielo se vestía de luces de mil colores, los presentes nos uníamos en una sola voz colectiva y llenos de emoción gritábamos desde lo más profundo de nuestro ser y hacía que vibráramos, que tembláramos de emoción, que hacia estremecer y que te sentías libre en este País maravilloso que se llama México. Y que dábamos gracias de manera callada, a esos Héroes que nos dejaron de herencia un cúmulo de valores; de igualdad, libertad, solidaridad, de lucha, de no claudicar, porque somos una Raza de Bronce, porque somos mexicanos.

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